Las premisas que enmarcaron la obra fueron la idea de ocupar la máxima superficie en planta; también ponderar la escala peatonal y jerarquizar los accesos en la Planta Baja; diseñar una planta libre, con una estructura clara y simple, sin columnas interiores; donde ningún punto de la planta útil se encuentre a más de 7,50m de la fachada, para potenciar la luminosidad;  encontrar una solución integral al problema del mantenimiento de la fachada, del escape a escalera exterior de incendio y a la protección solar mediante un alero perimetral. Las diferentes proyecciones dieron como resultado el esqueleto estructural propuesto: económico y de gran practicidad.

La Planta Tipo está sustentada por dos núcleos centrales y una serie de columnas perimetrales. Estas últimas no alcanzan el suelo, sino que traspasan su carga a los núcleos centrales por intermedio de un sistema estructural especial, de transición, que consiste en dos placas, inferior y superior. La inferior sube en pendiente de los núcleos hacia el borde e intercepta a la placa superior, que se encuentra horizontal a la línea de las columnas. De esta manera, la carga de las columnas perimetrales se desvía suavemente hacia los núcleos mediante una estructura lógica y económica, y que sobresale de la línea de las columnas, distribuyendo sus cargas y creando un espacio para anclaje de las barras de hormigón. La estabilidad necesaria y la sustentación de cargas verticales y asimétricas se obtiene por medio de un emparrillado de vigas.

 Por otro lado, se ubicó en el segundo piso un sector de terrazas, jardín y estar, para distintas funciones relacionadas con las oficinas, que abarcan desde el 3º piso hasta el º19, dejando la última planta para la sala de máquinas. Dos de los tres subsuelos son desarrollados para estacionamientos y el restante para conexiones y distintos circuitos informáticos.