Hacia el sur, el terreno limita con la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires, monumento histórico de gran contenido significativo, por lo cual se diseñó una fachada neutra que actuara como fondo uniforme y poco diferenciado resaltando de esta manera el edificio de la Catedral.  El estudio ha mantenido conceptos claros, como prevalecer el retiro decidido respecto de la línea municipal, las transparencias a nivel de las plantas bajas y la búsqueda de perfiles que tengan en consideración las obras vecinas, y esta no fue una excepción.

Por tratarse de la Sede Central del Banco Río de la Plata, debieron preverse cuatro sectores: un local para el Banco propiamente dicho, con atención al público, desde el 1º subsuelo hasta el 4º subsuelo inclusive; una Planta Baja Libre; catorce pisos altos para oficinas pertenecientes al Banco; y dos últimos pisos de uso exclusivo.

Asimismo, las premisas básicas de diseño adoptadas para el proyecto fueron las plantas libres, con mínimos puntos estructurales de apoyo (se escogió por disponer en las plantas útiles solo tres columnas de importante sección); un máximo perímetro de iluminación natural, situando las circulaciones y los locales sanitarios sobre la medianera ciega; la modulación en las fachadas y cielorrasos con el objeto de lograr flexibilidad en las particiones de oficinas presentes y futuras; y por último, tener un mínimo porcentaje de espacios comunes.